CAMPAMENTOS DE REFUGIADOS
Localización y organización
Los campamentos de los refugiados saharauis se ubican en la Hammada argelina de Tindouf, al Suroeste de Argelia, en el territorio más árido e inhóspito del desierto del Sáhara. En ellos viven cerca de 200.000 personas.
Los saharauis se alojaron en este lugar, cercano a su territorios ocupados, cuando se produjo la invasión del Sahara Occidental por Marruecos en 1975. Están sobreviviendo en pésimas condiciones esperando el retorno a su tierra que sigue ocupada actualmente por Marruecos.
La temperatura en verano supera los 50/60 grados a la sombra y en invierno el frío llega a congelar, a veces menos de 1 grado. Al caer la noche también desciende mucho la temperatura incluso en verano. Otro elemento climático que dificulta aún más la supervivencia en esta zona son los Sirocos, tormentas de arena muy violentas y secas.
Los campamentos han tomado los nombres de provincias y ciudades de su tierra de origen: el Sáhara Occidental. Los campamentos de El Aaiun, Ausserd y Smara están situados cerca de la ciudad argelina de Tindouf:. El campamento de Dajla se ubica, por motivos estratégicos, más alejado de los anteriores. Están distribuidos de forma discontinua en el territorio, dependiendo de la existencia de pozos de agua potable en el lugar y de los que se extrae agua salistrosa.
Puede consultar más información sobre la organización y sobre el Sáhara Occidental en las secciones «R.A.S.D.» y «Territorios ocupados» de esta web.
Administrativamente, se dividen en cuatro wilayas o provincias (El Aaiun, Auserd, Smara y Dajla) y éstas, a su vez, se componen de varias dairas o municipios como podemos ver en el cuadro de más abajo. Aparte, tienen el centro administrativo de Rabuni, donde se sitúa el gobierno saharaui, el hospital central y los centros escolares 27 de febrero, 9 de junio y 12 de octubre.
En las wilayas se organizan las dairas alrededor de las dependencias comunes: escuelas y centros culturales, centros de salud, almacenes de alimentos y depósitos de agua, centro administrativo y huertos
Cada daira se divide a su vez, en una estructura cruciforme, en cuatro barrios, en el centro de los cuales se ubican el centro administrativo de la daira, el dispensario, la escuela de preescolar, almacenes y talleres. En una zona determinada de la daira, alejada de las jaimas, se ubican los corrales para los animales.
La asignación de los nombres a las wilayas y dairas, permitió, en un principio, agrupar a la población por su lugar de origen o procedencia, con lo que al mantenerse los lazos familiares se perseguía una mejor adaptación a la nueva situación por un lado, y por otro la reinserción de la población en sus ciudades de origen, una vez recuperado su territorio nacional. Pero desde la reestructuración de los campamentos en 1985, es posible cambiar de wilaya siempre que desde el punto de vista profesional no exista impedimento. Ello está creando el inconveniente de que se pierden las referencias geográficas, que conservaban un valor administrativo y simbólico.
Cada daira, que forma una unidad administrativa, esta gobernada por un o una responsable y un Consejo local, que administran la vida diaria en la localidad. En un nivel superior existe un consejo provincial o de wilaya, formado por los y las responsables de los Comités y otros sectores de la población, y un «wali» o gobernador/a de wilaya, que conjuntamente determinan las actuaciones, producción, distribución, etc.
Jaimas y viviendas
La población vive en en jaimas (tiendas de lona) que constituyen la vivienda familiar. Éstas se ubican en un entorno emparentado que terminan formando un complejo amorfo. Alrededor de la jaima, sitúan varias dependencias de adobe: la cocina, la letrina y, al menos, una habitación. Lógicamente, carecen de instalación eléctrica y de canalización de agua, a excepción de los pozos existentes.
Con la ayuda que reciben están desarrollando proyectos de abastecimiento de agua.
Organización sanitaria
La atención sanitaria en los campamentos ha pasado por dos etapas diferenciadas. En los primeros años del éxodo y asentamiento en los campamentos se produjeron grandes mortandades por enfermedades y epidemias. En esta época el sistema sanitario estaba dirigido a la lucha contra la mortalidad por estas causas y la morbilidad de sectores de población más debilitados. Una vez pasados estos años y controlada la situación inicial se empezó a organizar la atención sanitaria primaria.
En estos momentos se están realizando muchos esfuerzos en la prevención de enfermedades y en la formación de personal sanitario. Gracias al esfuerzo realizado por la administración saharaui y a la ayuda internacional, la mortalidad infantil y las epidemias que se generaban en los primeros años del éxodo se han reducido considerablemente.
Actualmente son numerosos los factores que tienen una incidencia directa en la salud de la población saharaui: el hacinamiento en los campamentos con un escaso nivel de vida, las deficiencias alimenticias y nutricionales, los fenómenos climatológicos del medio ambiente y la carencia de agua. En este contexto, las enfermedades más frecuentes en la actualidad son las oftalmológicas (como glaucoma y tracoma) y las respiratorias (bronquitis, neumonía, asma), debido a la carencia de vitamina A, al sol y al polvo del desierto; anemias; enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión arterial, epilepsia); las digestivas (diarreas, gastritis, enteritis) que se transmiten por el agua contaminada; las reumáticas; dermatológicas (escabiosis, parasitarias y alérgicas); epidémicas tales como el sarampión, la varicela y la poliomielitis; enfermedades renales; bocio; y enfermedades estomatológicas.
La atención médica tiene tres niveles de actuación: local (daira), provincial (wilaya) y nacional. En cada nivel se intenta solucionar las demandas con los escasos medios que disponen, pasando en caso necesario a un nivel superior.
En cada daira hay un dispensario y una pequeña farmacia. En este nivel se atienden las enfermedades comunes y se controla la evolución de enfermos no ingresados, de las embarazadas y los dispensarios de las escuelas. Los internados también forman parte de este nivel de atención inicial, disponiendo también de dispensario y farmacia. Carecen de medios de diagnóstico y disponen de escasas medicinas.
Las wilayas poseen un hospital, con capacidad de entre 30 y 50 camas, que está dividido en las secciones de medicina general, obstetricia-ginecología y pediatría. En ellos además de las salas de hospitalización, existen consultas externas y están equipados para realizar operaciones sencillas. Hay que reseñar que una de las normas del sistema sanitario saharaui es la acogida de madres con sus hijos; de esta forma, a la vez que se respetan las estructuras familiares, se refuerza su vigilancia y se instruye a la madre sobre los cuidados que les debe dispensar. Disponen sólo de servicios mínimos de atención hospitalaria y de diagnóstico.
El último nivel lo constituye el Hospital Central. Allí se atienden los casos de mayor gravedad, teniendo capacidad para tan sólo unas 350 camas. En él existe el único laboratorio de los campamentos y su farmacia es la que centraliza y distribuye a los niveles inferiores los medicamentos que aportan la ayuda del exterior.
Este sistema sanitario es atendido exclusivamente por personal saharaui, formado a nivel médico en el extranjero, mientras que los cuadros intermedios (técnicos sanitarios, enfermeros,…) son formados en la Escuela 27 de Febrero y en el Hospital Central.
La principal carencia actualmente es de medicamentos básicos: analgésicos, antibióticos; de instrumental elemental y de equipamiento en los centros de salud y hospitales. No obstante se utilizan remedios y técnicas de la medicina tradicional, acumulados a lo largo del tiempo y que tienen su base en la medicina árabe y en la observación y experimentación de las propiedades curativas de los elementos del medio circundante. Todavía no disponen de suficiente medios de transporte para el traslado de enfermos a los hospitales. Muchas saharauis tienen a sus hijos en su propia jaima, ayudadas por comadronas.
Alimentación
Para la alimentación de los refugiados saharauis se depende casi en su totalidad de la ayuda de Organismos Internacionales, los cuales les proveen de alimentos básicos de larga duración. Estos organismos son:
ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados)
PAM (Programa Alimentario Mundial)
La Unión Europea
Las Asociaciones de Ayuda al Pueblo Saharaui
Los ONGs
Es loable la gran labor que se tuvo que realizar desde 1976 para todos los refugiados saharauis que no quisieron quedarse en las zonas ocupadas se organizaran en los campamentos. Es de destacar la labor de la Media Luna Roja Saharaui (perteneciente a la Cruz Roja Internacional) que desde el primer momento que empezaron a llegar saharauis a la zona de Tinduf, abarcó todos los quehaceres de la vida cotidiana y la organización sanitaria y de alimentación.
Las estructuras de la Media Luna Roja Saharaui han ido mejorando y desarrollándose para poder cubrir adecuadamente todas las necesidades. Una de sus tareas ha consiste en organizar y canalizar toda la ayuda internacional manteniendo para ello una relación directa con los Organismos colaboradores y las múltiples ONGs que establecen sus proyectos de desarrollo para este pueblo en el exilio.
Adquiere especial importancia la distribución de alimentos a través de los Comités de Suministros que existen en cada daira. Una perfecta organización garantiza que cada familia reciba al mes una cantidad de alimentos básicos (azúcar, té, harina, arroz, lentejas, leche en polvo…) proporcional al número de miembros. La responsabilidad del reparto corresponde a los ancianos y a las mujeres jefas del Comité de Suministros de cada daira.
El Departamento de Distribución establece una dieta mínima consistente en:
300 gr de harina por persona y día, 50 gr de cebada, 50 gr de legumbres secas, 30 gr de leche, 20 gr de pastas y 7 gr de té.
Para la población infantil: 100 grs de leche y 50 de cereales.
Esta dieta se completa con la aportación de otros alimentos básicos: aceite, arroz, azúcar, verduras y algo de carne.
Sin embargo la ayuda alimenticia internacional no alcanza para cubrir todas las necesidades y se ve emplazada a cumplir una verdadera misión de supervivencia. El informe del Secretario General de la ONU sobre la situación relativa al Sáhara Occidental del pasado 16 de octubre de 2006 dice textualmente:
“C. Asistencia a los refugiados del Sáhara Occidental:
32. El programa general de distribución de alimentos sigue atendiendo a 90.000 beneficiarios considerados más vulnerables en los campamentos de refugiados de Tinduf en Argelia y entregando otras 35.000 raciones alimenticias a los refugiados cuyos medios de subsistencia se vieron afectados por las lluvias torrenciales de febrero de 2006.
33. Además, está en marcha un programa de alimentación complementaria para un promedio de 9.500 mujeres embarazadas y lactantes y para niños menores de 5 años que padecen malnutrición crónica. El suministro de alimentos ha pasado por una situación muy delicada en los últimos meses porque no se recibían donaciones de alimentos básicos, lo que obligó al Programa Mundial de Alimentos a utilizar productos alimentarios de las reservas reguladoras aportadas por la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comunidad Europea.
34. El resto del año habrá un déficit de alrededor de 3.500 toneladas, en su mayor parte de cereales, y ya no existirá un fondo de seguridad al que recurrir. En vista de ello, exhorto a los donantes a que contribuyan con generosidad a la operación para entregar alimentos a los refugiados del Sáhara a fin de que no se produzcan interrupciones en la distribución de alimentos.”
Cada vez es más preocupante el suministro de alimentos y en muchas ocasiones los almacenes de alimentos de la Media Luna Roja Saharaui se encuentran vacío. Es aquí donde se desarrolla la verdadera labor de las ONGs, realizando, entre otros proyectos de desarrollo, proyectos de producción de alimentos y campañas de recogida de alimentos.
Educación. Centros de enseñanza
Quizás sea en este campo donde la RASD a conseguido uno de los éxitos más espectaculares. Han pasado de una tasa de analfabetismo de un 85 % a la total escolarización de la población de 3 a 16 años. Es un éxito sin precedentes contando con las desfavorables condiciones de una situación de guerra, un medio inhóspito, falta de programas educativos autóctonos, falta de profesorado, de medios didácticos y de material educativo. Es en la escuela donde se operan las transformaciones con profundidad de la sociedad saharaui: unidad de pueblo, dignidad nacional, igualdad de sexos y responsabilidad de cada uno en la construcción de la sociedad. En definitiva el afianzamiento de los valores humanos y señas de identidad nacional.
Ya desde el comienzo del asentamiento en los campamentos de refugiados en la zona de Tinduf en 1975, la educación fue un tema prioritario a pesar de existir otras necesidades más perentorias. Con el lema de “un saharaui que sabe es un saharaui que enseña”, comenzó a improvisarse la atención educativa a los niños y niñas de las familias que huían de los ataques del ejército marroquí, contando como docentes con los poquísimos maestros que se habían formado en el tiempo de la colonia y con estudiantes universitarios o de secundaria, que tuvieron que dejar momentáneamente sus estudios. Las clases se daban al aire libre y la ausencia de medios se suplía con buenas dosis de imaginación: por ejemplo, se conseguía tinta a partir del carbón.
Prácticamente desde esos primeros tiempos, el Frente Polisario inicia el proceso de creación y organización de escuelas y de envío al extranjero, tanto de niños y niñas en edad escolar para continuar su educación, cuando ésta no era posible en los campamentos, como de jóvenes que se formarán para ser los futuros maestros y maestras del sistema educativo saharaui.
También en esos primeros momentos, se empieza a plantear la necesidad de un programa de enseñanza unificado que contribuya al desarrollo de una cultura nacional saharaui, adaptada a las condiciones que imponía la guerra de liberación. El programa de enseñanza empezó siendo bilingüe (en árabe y español) y la presencia de esta segunda lengua se ha mantenido de una manera u otra en el sistema educativo por voluntad de los propios saharauis, que la consideran parte de sus señas de identidad en un entorno francófono.
En la dura situación de las dificultades derivadas de la guerra, del territorio ocupado y de un exilio prolongado, se realizan enormes esfuerzos y espectaculares avances en el plano educativo que, aunque obviamente no están exentos de errores y problemas, arrojan un saldo muy positivo, más si se tiene en cuenta su contexto africano.
Estructura educativa
La escolarización es obligatoria y gratuita hasta los 16 años para todos los niños y niñas. La formación educativa se distribuye en las siguientes etapas:
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Guarderías. Para niños y niñas de 1 a 3 años.
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Educación Preescolar. Para niños y niñas de 3 a 6 años. El alumnado se escolariza en jardines de infancia, cada uno ubicado en una daira, más uno situado en la Escuela 27 de febrero.
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Educación Primaria. Los niños y niñas se escolarizan en seis niveles de 6 a 12 años. Se estudia en los colegios de cada daira.
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Educación Secundaria. Los jóvenes, tanto varones como mujeres, se escolarizan hasta los 16 años para hacer el primer ciclo de secundaria en la Escuela de 9 de junio y en la Escuela 12 de octubre en régimen de internado. Aunque se intenta que el alumnado puedan continuar el segundo ciclo de secundaria en los Campamentos, la falta de infraestructura, personal y medios obliga a que, en su mayoría continúen los estudios en países amigos (Argelia, Libia,…).
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Educación Especial. Para personas con discapacidades físicas, psíquicas y sensoriales. Existen cuatro centros, uno en cada wilaya, donde se trabaja con niños y niñas que presentan necesidades educativas especiales.
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Formación profesional. Están en funcionamiento los Centros 27 de Febrero (para mujeres), “Luali Mustafá” (ubicado en la Escuela 12 de Octubre), “Olof Palme” (para la formación de la mujer, situada en la Wilaya de Aaiun), “Gazuani” y la Escuela Paramédica «Bachir Saleh». Ofertan especialidades como: corte y confección; tapicería; carpintería; mecánica y electricidad del automóvil; soldadura, chapa y pintura; electricidad industrial; administración; profesorado y enfermería.
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Campañas de alfabetización para la población adulta realizadas de forma sistemática durante los periodos de vacaciones.
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El bachillerato y los estudios universitarios son realizados en el extranjero, mediante convenios culturales o de cooperación con diferentes países.La selección de los estudios superiores se hace sobre la base de la planificación de las necesidades.
El periodo escolar se desarrolla de septiembre a junio, existiendo además diez días de vacaciones en diciembre y en marzo. Las clases para los niños de mediana edad suelen comenzar a las nueve de la mañana, acabando su jornada a las cinco de la tarde, con un pequeño descanso para almorzar.
La educación islámica no es fácil. Darla en unas condiciones en las cuales el escaso material escolar disponible es aprovechado al máximo: el mismo libro lo comparten cuatro niños, las mismas láminas de dibujo rotan de mesa en mesa, apenas existen mapas, una tiza es un tesoro y el papel es un bien escaso y deseado.
Algunos escolares han pasado uno o dos meses de su vida fuera del desierto, en campamentos y colonias de verano sufragadas por organizaciones amigas. Las colonias de verano en países europeos tienen por finalidad permitir que los niños y niñas conozcan otra vida que no esté determinada por la presión de la guerra y la visión del desierto. Los más afortunados han estado esos dos meses acogidos por familias solidarias, y así, han podido ver el mar y las montañas, y serán los encargados de explicárselo a los compañeros que nunca lo vieron y probablemente muchos no verán.
Economía y servicios
Gran parte del pueblo saharaui es un pueblo en el exilio, por lo que no tienen la posibilidad de explotar los recursos de su país, minería y pesca. Su existencia depende prácticamente de la ayuda económica de instituciones no gubernamentales, de organizaciones humanitarias y de países amigos. Esta situación de pobreza no llega a convertirse en miseria absoluta dado que gracias a una buena organización permite evitar diferencias en el reparto interno de los escasos bienes. Pero, pese a la ayuda exterior y a su organización para conseguir el reparto igualitario de los bienes, la situación de pobreza se traduce principalmente en falta de los alimentos básicos y falta de asistencia médica adecuada.
Su economía no rebasa el estadio de la mera subsistencia. Sin embargo, el valor asignado a la palabra autosuficiencia, que penetra en todas las esferas de su vida, le ha llevado a desarrollar una serie de actividades económicas con la ayuda de los medios de que disponen. Aunque éstos no les permiten cubrir todas sus necesidades, sí permiten hablar de autoabastecimiento en algunos aspectos, mediante la producción de ciertos productos. Estas actividades económicas y productivas se centran en el desarrollo de huertos, cabaña ganadera y talleres, fundamentalmente de tipo textil y de artesanías tradicionales. Estos últimos más con una finalidad de preservación y reconstitución de su patrimonio que de rentabilidad. Con ello se pretende también la ocupación de todas las personas de los campamentos y su futura adaptación, cuando su situación se estabilice y puedan regresar a su país. En ello puede estar la razón de que el acento no se ponga en una actividad como prioritaria, sino en la voluntad de diversificación.
Agricultura
La hammada de Tinduf, caracterizada por la rigidez de su clima y por la escasez de agua y de vegetación, jamás había sido objeto de explotaciones agrícolas hasta el asentamiento en esta región del pueblo saharaui.
Es importante mencionar la falta de tradición agrícola de un pueblo nómada, como es el saharaui, dedicado al pastoreo de camellos, cabras y ovejas. La única práctica de agricultura, dentro de su sistema de subsistencia autárquico, es el cultivo de cereales, especialmente la cebada, en los periodos y regiones en que las lluvias permitían la siembra. El asentamiento en el exilio ha exigido que desarrollen nuevas capacidades agrícolas para poder subsistir. En la actualidad cada wilaya y algunas dairas tienen al menos un huerto. Este es otro ejemplo de su carácter de lucha contra los elementos que se les oponen, en este caso el desierto.
Ha sido necesario por una parte, obtener agua mediante la realización de pozos, que oscilan entre los 3 m y los 150 m de profundidad. Pero su obtención no implica por sí misma su utilidad, ya que en ocasiones su excesiva salinidad exige tratamientos de la misma, lo que encarece demasiado su utilización. La técnica de riego aplicada es la de inundación de la tierra que permanece en desnivel. Debido a que no se pueden permitir dejar descansar a ésta, las siembras se realizan a base de la rotación de cultivos que son elegidos por sus características, de tal manera que si un año se siembra una raíz como la remolacha, al año siguiente la misma superficie albergará tomates, que tienen una raíz más profunda y buscan los ingredientes del suelo más abajo.
Otro elemento contra el que hay que luchar es el siroco del Sáhara (viento), por lo que es necesaria la construcción de muros y barreras para la protección de los cultivos. Todo esto determina que la mayoría de los cultivos tengan un carácter experimental. Éstos están dirigidos por un técnico en agricultura y otro en riego, siendo el resto del trabajo agrícola realizado por la población de los campamentos. La producción obtenida: tomates, cebollas, zanahorias, nabos, etc., no alcanza para toda la población pero permite abastecer a hospitales, centros de recuperación y escuelas.
Además de los huertos, hay proyectos de desarrollo de explotaciones de ganado vacuno, que se pretende adaptar a las condiciones del desierto, dada la necesidad de carne y leche, que ahora es consumida en polvo. Los rebaños de camellos y de cabras son escasos y se mantienen con los restos de comida en los corrales que tienen algunas dairas. Actualmente se están llevando a cabo proyectos de granjas de camellas productoras de leche.
Producción
Completan la producción los talleres textiles, artesanales y de reparación mecánica, ubicados en las dairas y escuelas,. Los primeros, dedicados a la confección de ropa, zapatos y tiendas contribuyen a paliar las necesidades. Los segundos, en los que se realizan los objetos tradicionales en cuero, madera, metal, y alfombras, utilizadas para cubrir el suelo de las tiendas, atienden más a su calidad que a su cantidad, comercializándose en parte como productos artesanales.
Finalmente, la realización de campañas entre la población permite la elaboración de ladrillos de adobe, destinados a la construcción de escuelas, hospitales y pequeñas cocinas que se sitúan al lado de las tiendas.
Vida en los campamentos
La dirección de los campamentos queda en la mayoría de los casos en manos de las mujeres, ya que los Comités y Subcomités están dirigidos practicamente por mujeres en todas las dairas. Este papel importante de la mujer, tiene sus raíces en la antigua distribución de actividades de la sociedad nómada tradicional, en la que el hombre se encargaba de la guerra y la mujer queda a cargo del «frig» o grupo de jaimas.
Desde el punto de vista organizativo, todo adulto que vive en los campamentos ha de pertenecer a uno de los cinco Comités Populares existentes:
Comité de Artesanía y Organización de Trabajo, que es el que planifica las actividades de los demás, ocupándose también de la producción de algunos elementos (trabajo en los huertos o granjas locales, regionales y nacionales), así como de la preservación de las artesanías tradicionales.
Comité de Sanidad, integrado por un subcomité de profesionales con función asistencial y otro de salud preventiva que se responsabiliza de aspectos relacionados con la salubridad de las aguas, ambiente, información sobre campañas de vacunación, constituyen la base del sistema de salud saharaui.
Comité de Educación, que tiene a su cargo la alfabetización y formación educativa. Se dividen en dos subcomités. Uno se encarga de las guarderías y escuelas primarias, y el otro tiene a su cargo los temas relacionados con el bienestar de los niños y la alfabetización de las personas adultas.
Comité de Justicia, en relación con los asuntos sociales y la resolución de pequeños litigios que se puedan presentar;
Comité de Abastecimiento, encargado de la distribución de alimentos y productos (ropas, tiendas, gas, etc.) entre la población y de informar del valor nutritivo de los alimentos y su preparación.
La actividad de un día normal de una mujer comienza con los rezos y a continuación amasa el pan o prepara el té. Los niños menores de doce años asisten a las clases en la escuela y los mayores se encuentran escolarizados en algunos de los internados.
Muchas de las mujeres salen de las jaimas a la hora de los niños y se dirigen a las muchas tareas que se les tiene asignadas: guarderías, escuelas, dispensarios, trabajo en los Comités, etc. A la vuelta se ocupan de la preparación de la comida. El acarreo del agua para usos domésticos es otra tarea realizada normalmente por las mujeres. El agua ha de transportarse en pesados bidones desde el pozo o desde el deposito de la daira hasta la jaima o cocinas.
Las Tuisas, hoy campañas populares, son trabajos comunitarios que reúnen en un mismo esfuerzo a un grupo de refugiados. Todo se desarrolla aquí en un esfuerzo común. Un ejemplo de estos trabajos es la construcción de ladrillos de adobe, en las que las mujeres excavan el suelo, abren trincheras, transportan el agua que ligará la tierra arcillosa, moldean los adobes en grandes prismas rectangulares que se cocerán durante algún tiempo al sol.
Otros ejemplos de estos trabajos colectivos son el trabajo de las huertas, el cuidado de los rebaños, el reparto de la comida…
Los niños y niñas saharauis apenas se pelean, ni lloran, han nacido y se han criado en lo más inhóspito del desierto. Niños y niñas que no han conocido oasis, ni ciudades, ni ríos, ni montañas y cuyo cuidado es compartido entre las mujeres de la daira.